Por: Margarita Morales
Una de las principales aplicaciones de adquirir habilidades en el mundo emocional es que pueden ser utilizadas para crear la forma de vida que creemos mejor para nosotros y las personas con las que convivimos, ya sea en nuestra familia, equipo, comunidad o sociedad. Esto se debe a que entendemos que las emociones son la base de la que surgen las acciones y, como resultado, creamos posibilidades, nuestra identidad y la calidad de las relaciones.
Sin embargo, debemos reflexionar sobre lo que entendemos por "poder para crear el futuro". Si miramos al pasado, tendemos a creer que es único, porque está en la historia y ya ha sucedido. Sin embargo, también podemos ver que, dependiendo del estado emocional con el que miremos al pasado, seleccionamos experiencias diferentes. Por ejemplo, si estoy triste, evoco con naturalidad momentos de pérdida de algo importante; cuando tengo miedo, recuerdo con facilidad situaciones de inseguridad o amenaza; si estoy tranquila, rememoro espontáneamente sucesos en los que estaba relajado, contemplativo y disfrutaba más del momento. Esto se debe a que nuestro mundo emocional influye en lo que observamos e interpretamos.
Con relación al presente, las emociones son extremadamente importantes en la forma en que organizo mi día a día, tomo decisiones, creo mi identidad y mis relaciones. Por ejemplo: pensemos en un día normal, con muchas tareas, varios compromisos y entregas importantes. Si estoy en la emoción de la confianza, mi cuerpo está atento, entiendo que todo está ya coordinado y estoy abierto a afrontar cualquier cosa que salga de lo planeado, tomo decisiones y pido ayuda con facilidad. En cambio, cuando estoy en la emoción de ansiedad, mi cuerpo está tenso, vigilo los detalles de las coordinaciones realizadas, me irrito por cualquier cosa que vaya mal, gasto mucha energía tomando decisiones y tengo miedo de pedir ayuda porque creo que he sido incompetente por no haber previsto la situación. De este modo, el estado emocional sugestiona el cuerpo, la forma en que me juzgo y me relaciono con la gente y, sobre todo, influye en mi interpretación de cómo funciona el mundo.
Como anclas invisibles, estamos atrapados en las interpretaciones y estados emocionales que aprendimos en momentos clave del pasado, que se repiten y mantienen a diario y nos condicionan a lo que observamos como realidad. En la Ontología llamamos a estas interpretaciones de estados de ánimo. Son juicios maestros que se conservan como descripción de la realidad, a partir de los cuales se realizan nuestras acciones, porque entendemos que así es el mundo y así creo que soy yo. Un ejemplo podría ser una persona que vive en el estado mental del resentimiento: se trata de alguien que, independientemente de lo que experimenta en el día a día, ve el pasado, el presente y el futuro como restringidos, injustos y se siente impotente e infeliz. Permanecer en el mismo juicio y estado emocional durante mucho tiempo se convierte en una forma de vida.
Como Diseñadores Ontológicos, nuestro propósito es incidir en la visión positiva del mundo, en el sentido de tomar conciencia de nuestro poder para crear realidades y futuros. No apelo al paradigma de la positividad, en el que creemos que podemos hacer cualquier cosa si queremos y trabajamos para ello, sino a que podemos transformar nuestras interpretaciones y acciones para ampliar nuestras posibilidades de acción. La ontología del lenguaje ofrece el camino para la reflexión en la acción. A continuación, presento tres pasos que ayudan en este proceso de soltar estas anclas y transformar las interpretaciones en velas, que nos impulsen y nos lleven en la dirección de reconocer nuestro poder transformador.
Paso 1: Empezar a imaginar futuros deseables.
Aunque nuestros deseos también están condicionados por nuestros anclajes interpretativos, podemos empezar por ser curiosos e investigar tanto dentro como fuera de nosotros mismos los futuros deseables para nuestras vidas. ¿Qué te gustaría experimentar en tu futuro? ¿Cuáles son las características de ese futuro? Analízalo en relación con tu identidad: ¿quién quieres ser? ¿Qué comportamientos te gustaría manifestar? También puedes imaginar tus relaciones profesionales o afectivas: ¿cómo te gustaría expresarte? ¿De qué quieres ocuparte? ¿Qué relaciones quieres cultivar y profundizar? Importante: observa tu relación con el sistema. ¿Cómo te relacionas con el dinero? ¿En qué inviertes? ¿Cómo consumes? ¿Y tu relación con la naturaleza? ¿Con la espiritualidad?
Si no ves futuros posibles, buenos y saludables, quizá sea porque has estado inmerso en contextos donde la resignación o el resentimiento son estados de ánimo. O porque crees que mirar mundos deseables es algo utópico, idealizado, y por eso los censuras. Pero la invitación es a ser curiosos, a imaginar y conectar con experiencias vitales que ya están sucediendo. El futuro ya está aquí y podemos ser espectadores de estos nuevos mundos. Abrir conversaciones, conocer lo diferente, las nuevas tendencias.
Paso 2: Diseña tus acciones y emociones de acuerdo con el futuro deseado.
Para cambiar los estados mentales, es decir, las interpretaciones que nos anclan, es muy importante empezar a diseñar y alimentar nuevas acciones. Las acciones son el camino hacia la transformación. Actúa, experimenta y déjate sorprender por los nuevos resultados. Si, por ejemplo, te das cuenta de que tu estado de ánimo actual es el miedo, prueba a actuar con valentía, asumiendo algunos pequeños riesgos, expresándote o emprendiendo algo nuevo. Si te reconoces en un estado de desesperanza, intenta ser la esperanza para los demás, visita lugares o personas que atraviesan dificultades extremas y transmite ánimos, habla con personas que actúan con compromiso y entusiasmo. Acciones como estas generan dos posibles resultados: te alegrarás de tus pequeños logros y descubrimientos. Esto despertará tu fuerza de voluntad para conocer lo nuevo, para asumir nuevos riesgos un poco mayores; o bien, desencadenará tus mayores temores, te sacará de tu zona de confort y escucharás aún más a tus miedos. Ambos resultados son interesantes, escúchalos. Busca el apoyo de un diseñador o un coach ontológico o un terapeuta y profundiza en estas situaciones. Cambiar y transformarse puede ser difícil y depende de nosotros afrontar estas dificultades.
El diseño emocional consiste en intervenir premeditadamente en nuestra vida para probar nuevas experiencias. Uno de los fundamentos del Diseño Ontológico es darse cuenta de que lo que creamos nos crea de vuelta. Embellece tu espacio físico para que te aporte mayor tranquilidad y presencia. Diseña tus prácticas cotidianas, conviértelas en rituales, en algo bello y cuidado. Construye y cultiva tus relaciones profesionales y afectivas, profundiza en la construcción de la confianza y observa tus espacios de bienestar y espontaneidad. Cuida lo que te nutre, tu alimento físico, emocional y espiritual. Exponte a momentos en el medio de la naturaleza, contempla, observa y déjate transformar por ella. Sugerencias como estas provocan transformaciones, crean repertorios para el cuerpo, la emoción y el pensamiento.
Paso 3: Actualiza tus interpretaciones
El cuestionamiento y la vacilación son comportamientos que no siempre son bien recibidos, pero que resultan fundamentales en esta etapa de transformación. ¿Será que mi forma de observar el mundo hasta ahora se sustenta? ¿Mis reacciones corresponden con lo que está ocurriendo realmente o son respuestas automáticas del pasado? Actualizar significa cuestionar los juicios y prejuicios que tenemos sobre nosotros mismos y el mundo. Tenemos que empezar a reunir nuevas pruebas que nos muestren alternativas a lo que experimentamos como real. Cuestionar nuestros prejuicios, ya sea con personas, comportamientos o experiencias que nos parecen incorrectas. Cuando escuchamos profundamente, cuando miramos de cerca, los prejuicios y las supuestas verdades se desmoronan.
Como seres humanos, tenemos esta maravillosa posibilidad de poder elegir nuevas interpretaciones que abran mayores perspectivas y que, como velas, nos impulsen hacia el futuro que queremos crear. Abrir una pequeña rendija de duda en nuestras certezas permite que nuevos vientos empiecen a soplar nuestras velas. Desde una perspectiva ontológica, no existe una realidad fija e inmutable, sino tantas realidades como observadores. Somos nosotros los que damos sentido a lo que nos ocurre, los que creamos nuestras verdades y los escenarios en los que construimos nuestras vidas, y lo más poderoso es que también pueden reconstruirse.
En resumen, cabe señalar que, cuando se trata del futuro, tenemos una tendencia interna a creer que el futuro está ahí, en algún lugar distinto de aquí, una consecuencia natural del pasado, aunque sea extremadamente cambiante y complejo. Pero el futuro que imaginamos ya está aquí, hay indicios y tendencias de un futuro caótico, acelerado y disruptivo. Tanto las personas como las organizaciones debemos comprender que el futuro no es consecuencia del pasado, sino de nuestras interpretaciones y acciones. Depende de nosotros entender con qué conectar, qué tiene sentido y cómo estar preparados para crear futuros deseados y buenos para nosotros y para el mundo.
O desenho emocional e o poder de criar futuro (Portugués)
Por Margarita Morales
"O futuro é consequência não do passado, e sim, de nossas interpretações e ações."
Uma das principais aplicações de ganhar competências no mundo emocional consiste na possibilidade de que elas sirvam para criar o modo de vida que acreditamos ser o melhor para nós e para as pessoas com as quais convivemos, seja na família, no time, na comunidade ou na sociedade. Isto porque entendemos que as emoções são o fundamento a partir do qual as ações emergem e, em consequência, criamos possibilidades, nossa identidade e a qualidade dos relacionamentos.
No entanto, precisamos propor uma reflexão a respeito do que entendemos como "poder de criar futuro". Se olharmos para o passado temos a tendência de acreditar ser um só, pelo fato de que está na história e já aconteceu. Contudo, podemos verificar também que, dependendo do estado emocional com o qual observamos o passado, selecionamos experiências diferentes. Por exemplo, se estou triste, evoco naturalmente momentos de perda de algo importante; quando sinto medo, lembro facilmente de situações de insegurança ou ameaça; se estou tranquila, rememoro espontaneamente acontecimentos nos quais estava relaxada, contemplativa e apreciando mais o momento. Isto acontece porque o nosso mundo emocional influencia naquilo que observamos e interpretamos.
Em relação ao presente, as emoções são extremamente importantes na maneira como concebo meu dia a dia, tomo decisões, crio minha identidade e relacionamentos. Por exemplo: pensemos num dia típico, com muitas tarefas, vários compromissos e entregas importantes. Se estou na emoção da confiança, meu corpo está com atenção, entendo que tudo que já foi coordenado e estou aberta para lidar com aquilo que sai do esperado, tomo decisões e peço ajuda facilmente. Diferentemente, quando estou na emoção de ansiedade meu corpo está tenso, monitoro os detalhes das coordenações feitas, fico irritada com qualquer coisa que saia do planejado, gasto muita energia na tomada de decisões e tenho receio de pedir ajuda, porque julgo que fui incompetente ao não ter antecipado essa situação. Assim, o estado emocional sugestiona o corpo, a maneira como me julgo e como me relaciono com as pessoas, e principalmente, influencia minha interpretação de como o mundo funciona.
Como âncoras invisíveis, estamos parados nas interpretações e nos estados emocionais que aprendemos em momentos marcantes do passado, repetidos e sustentados no dia a dia e nos condicionam ao que observamos como realidade. Na Ontologia denominamos estas interpretações como estados de ânimo. Tratam-se de julgamentos mestres, que se conservam como uma descrição da realidade, a partir da qual nossas ações se realizam, porque entendemos que o mundo é assim e é assim que acredito que sou. Um exemplo pode ser a pessoa que vive no estado de ânimo do ressentimento: é aquela que independente do que vive no dia-a-dia, vê tanto o passado, quanto o presente e o futuro, como restrito, injusto, no qual se sente impotente e inconformado. Ao permanecer durante muito tempo no mesmo julgamento e estado emocional, torna-se um modo de vida.
Como Designers Ontológicos, nosso propósito é impactar na visão positiva do mundo, no sentido de tomar consciência de nosso poder de criar realidades e futuros. Não estou fazendo apelo ao paradigma da positividade, no qual acreditamos que podemos tudo se assim desejarmos e trabalharmos por isso, mas de que podemos, sim, transformar nossas interpretações e ações para expandir nossas possibilidades de ação. A ontologia da linguagem oferece o caminho da reflexão na ação. A seguir, apresento três passos que ajudam nesse processo de soltar essas âncoras e transformar as interpretações em velas, que nos impulsionam e levam na direção de reconhecer nosso poder transformador.
Passo 1: Começar a imaginar futuros desejáveis.
Ainda que nossos desejos também estejam condicionados pelas âncoras interpretativas, podemos começar sendo curiosos e investigar tanto dentro, quanto fora de nós, os futuros desejáveis para nosso viver. O que gostaria de viver em seu futuro? Quais as características desse futuro? Observe isto em relação à sua identidade: quem deseja ser? Quais comportamentos gostaria de manifestar? Você pode também imaginar suas relações profissionais ou afetivas, como gostaria de se expressar? De que cuidar? Quais relações deseja cultivar e aprofundar? Importante: observe sua relação com o sistema. Como se relaciona com o dinheiro? Em que investe? Como consome? E sua relação com a natureza? Com a espiritualidade?
Se você não enxerga futuros possíveis, bons e saudáveis, talvez seja porque tenha estado imerso em contextos em que se vive a resignação ou o ressentimento como estados de ânimo. Ou porque acredita que olhar para mundos desejáveis seja algo utópico, idealizado e então, os censura. Mas, o convite é nos colocar na curiosidade, imaginar e nos conectar com experiências de vida que já estão acontecendo. O futuro já está aqui e podemos ser espectadores desses novos mundos. Abra conversações, vá ao encontro do diferente, das novas tendências.
Passo 2: Desenhe suas ações e emoções conforme o futuro desejado.
Para mudar os estados de ânimo, ou seja, interpretações que nos ancoram, é muito importante começar a desenhar e nutrir novas ações. As ações são o caminho para a transformação. Atue, experimente e se surpreenda com novos resultados. Se, por exemplo, você observar que o seu estado de ânimo atual é o medo, experimente agir com coragem, corra alguns pequenos riscos, expresse ou empreenda algo novo. Se se reconhece com um estado de ânimo de desesperança, experimente ser a esperança para outros, visite lugares ou pessoas que passam por dificuldades extremas e leve um acalento, converse com pessoas que atuam com compromisso e entusiasmo. Ações como estas geram dois possíveis resultados: você se encanta com suas pequenas conquistas e descobertas. Vai despertando sua força de vontade para conhecer o novo, correr novos riscos, um pouco maiores; ou, vai gatilhar seus maiores temores, tirar você da sua zona de conforto e escutar ainda mais seus receios. Ambos resultados são interessantes, escute-os. Procure acompanhamento de um designer ontológico, um coach ou um terapeuta e se aprofunde nessas situações. Mudar e se transformar pode ser difícil e nos cabe enfrentar essas dificuldades.
O desenho emocional consiste em intervir, premeditadamente, em nosso viver, para experimentar novas experiências. Uma das bases do Design Ontológico consiste em nos darmos conta de que aquilo que desenhamos nos desenha de volta. Embeleze seu espaço físico, para que te traga maior tranquilidade e presença. Projete suas práticas cotidianas, transforme-as em rituais, algo belo e cuidadoso. Construa e cultive seus relacionamentos profissionais e afetivos, aprofunde na criação da confiança e observe seus espaços de bem-estar e espontaneidade. Cuide do que nutre você, de seu alimento físico, emocional e espiritual. Exponha-se a momentos em meio à natureza, contemple, observe, deixando-se transformar por ela. Sugestões como estas provocam transformações, criam repertórios para o corpo, a emoção e o pensamento.
Passo 3: Atualize suas interpretações
Questionar e hesitar são comportamentos que nem sempre são acolhidos, mas fundamentais nesta etapa para a transformação. Será que minha maneira de observar o mundo até agora se sustenta? Minhas reações correspondem ao que está de fato acontecendo, ou são respostas automáticas vindas do passado? Atualizar significa colocar em xeque os julgamentos e preconceitos que carregamos sobre nós mesmos e sobre o mundo. Precisamos começar a coletar novas evidências que nos mostram alternativas ao que vivemos como real. Interpelar nossos preconceitos, seja com pessoas, comportamentos ou experiências que julgamos incorretas. Na escuta profunda, no olhar próximo, os preconceitos e as supostas verdades desabam.
Como seres humanos, temos essa maravilhosa possibilidade de poder escolher novas interpretações que nos abram maiores perspectivas e que, como velas, nos impulsionem em direção ao futuro que desejamos criar. Abrir uma pequena fresta de dúvida em nossas certezas de maneira permite que novos ventos comecem a soprar nossas velas. A partir da perspectiva ontológica, não há uma realidade fixa e imutável, mas tantas realidades quanto observadoras existem. Nós que damos sentido ao que nos acontece, que criamos nossas verdades e os cenários nos quais construímos nossa vida, e o mais potente, podem ser reconstruídas também.
Em suma, cabe destacar que, em relação ao futuro, temos internamente a tendência a acreditar que o futuro está lá, em outro lugar diferente daqui consequência natural do passado, ainda que seja extremamente mutável e complexo. Mas, o futuro que imaginamos já está aqui, há sinais e tendências de um porvir caótico, veloz e disruptivo. Tanto nós como pessoas, quanto as organizações, precisamos entender que o futuro é consequência não do passado, e sim, de nossas interpretações e ações. Cabe-nos compreender com o que se conectar, o que faz sentido e como estar em prontidão para criar futuros desejados, bons, para nós, e para o mundo.