Por: Mariela Torrella

Puede ser que una pareja decida emprender este camino juntos y, al mismo tiempo, cada uno realizar su recorrido personal. De todos modos, como ya es más que sabido en el mundo del coaching, si uno de los dos arranca el viaje, todo en su entorno se moverá, o bien pasarán cosas nuevas y distintas o, lo que es seguro, esta persona verá todo de otra manera. Sí o sí se produce un cambio de mirada cuando hay un proceso comprometido y auténtico. La clave está en atreverse y adentrarse en lo más profundo, (y este atrevimiento es requerido tanto por parte del coachee como del coach, tema muy interesante para otro momento).

Ahora, podemos mediante un proceso de coaching, acompañar a lograr muchos avances en una relación. Sin embargo, para que se alcance o produzca una toma de consciencia honda, que realmente permita a la pareja pasar al siguiente nivel, hay que estar dispuestos a experimentar una apertura total del SER.

Desde este despliegue y conexión con nuestro SER, que es puro amor, nos permitimos explorarnos y desarrollamos el aprendizaje de evolución. Incorporamos la auto-observación constante de nuestra mente condicionada, o más popularmente conocido, ego. Reconectamos con lo esencial, que está más allá de todo lo que hasta el momento creíamos “real”. Aprendemos a escuchar sinceramente nuestro corazón, reconocer nuestras emociones y conectar con nuestro cuerpo. Cultivamos la capacidad de ver en la pareja y en todas las relaciones y situaciones que vivimos, el mensaje que nos muestra nuestro inconsciente para sanar. Integramos nuestra sombra, identificamos más fácilmente nuestras creencias, confiamos en nuestra intuición, nos descubrimos creativos, ¡¡y más!!

Así, logramos un estado de bienestar y coherencia que impacta en nuestra vida. Lo maravilloso es que todo esto está a nuestro alcance, el secreto es ponerle atención.